A vísperas del primer partido de Chelsea con Mauricio Pochettino como flamante entrenador. Enzo Fernández dio a conocer su charla con el técnico refiriéndose a su ‘nuevo’ papel en el equipo y lo que sería un esbozo de la temporada. “Hablé con Pochettino sobre dónde me siento más cómodo. Me gusta jugar un poco más adelantado, y esa es la función que voy a cumplir este año. Jugando de doble 5 con mucha más libertad”. La posición de Enzo sigue siendo un tema que suena en los debates futboleros desde que Gardelito aterrizó a Londres. Gracias a este espacio, me tomaré el atrevimiento para intentar hablar del argentino y su juego. Voy a contar mentiras momentáneas hasta que Enzo Fernández vuelva a jugar y me sorprenda. Explicar el juego de un futbolista mediante posiciones, ubicaciones, zonas en las que tiene que incidir, es reducir su juego y el de todos los demás. Una muestra clara fue lo sucedido el día domingo en el primer partido de Chelsea en la nueva temporada de la liga inglesa.
Se me hace extraño ver capturas sobre el ‘nuevo posicionamiento’ del argentino para explicar el cambio de juego entre finales de la temporada anterior en comparación a este inicio. De hecho, es limitar toda percepción de lo que es el mediocampista en el juego. Los jugadores no juegan ahí en un lugar determinado, los jugadores juegan por ahí de acuerdo a las circunstancias, tomas de decisiones y Enzo Fernández lo explica desde sus acciones. Un teórico argentino. Gardelito con la palma de la mano pide la pelota, independientemente de la zona en el campo que esté ubicado. Comienza a organizar, crea nuevas realidades, advierte atenciones diferentes en los rivales y dispone a los compañeros a nuevos movimientos. Enzo es el primer hombre, segundo hombre, tercer hombre, cuarto, quinto y demás términos que se crean que no sirven de nada si no hablamos de quienes juegan.
Chelsea comienza el juego atado, agobiado ante la presión de Liverpool y golpeado por un gol tempranero que crean dudas a cualquier ser humano que hace de futbolista. Un cachetazo emocional en Stamford Bridge. Se aprecia a un Enzo Fernández más adelantado en el campo y más si lo observamos desde un plano estructural con Conor Gallagher como ‘5’ del equipo.
No soy muy partidario de las estructuras, sistemas tácticos y planos generales a la hora de apreciar un partido de fútbol. Es un inicio, un boceto, pero como dijo el gran Alfio Basile: los muñecos se mueven cuando el árbitro pita el silbato. De ahí paremos de buscarle una ubicación concreta al jugador y más específicamente a Enzo Fernández. El orden jugando cuando el argentino interviene en la organización. Esa es la estructura: el jugador y las relaciones con los demás y el obstáculo rival como gran beneficio para progresar. Todos contribuyen a los estímulos del juego.
Ante la adversidad, Enzo Fernández abandona su posicionamiento inicial y comienza a dirigir su equipo desde la base, a la altura de sus defensores. Teniendo la capacidad de retener la pelota y no perderla ante cada intento de presión rival, crea un ambiente de duda en el contrincante y el juego comienza a enderezar. El argentino contagia confianza, exige riesgos en cada uno de sus compañeros mediante pases cortos, movimientos, gestos elocuentes y va integrando a cada uno de ellos para crecer en el juego. Los pases del argentino son una extensión de su juego. Pases con la intención de mejorar las recepciones de sus compañeros. Hasta que no perciba que tengan espacio, tiempo para decidir, Enzo no suelta el pase. Es jugar con timing, sin desesperación. Atiende a las circunstancias. Se toma tiempos, traslada, llama la atención y observa con un rigor táctico propio del mediocampista con jerarquía.
Thiago Alcántara ha comentado su relación con Carlo Ancellotti y su juego con el italiano como entrenador: “Con Ancelotti es la libertad. Más que la estrategia o la táctica, es la libertad y la confianza que te pueda dar un entrenador. Yo lo necesito porque a mí me gusta analizar el partido, tener un rigor táctico, poder leer el partido. Él te lo permite porque te dice cuatro cosas para que tú puedas interpretarlas a tu manera. Transmite que todo es de todos. Que la culpa es de todos. Te da libertad para que puedas hacerte responsable”.
Creo en ese rigor táctico del futbolista a la hora de jugar. El juego es incertidumbre y muy difícil de lograr domesticarlo. A cada instante surgen millones de circunstancias en un partido que depositar la confianza en los mejores futbolistas es creer en sus posibilidades y rigor a la hora de crear nuevas realidades, sumergirse y jugar. Enzo es eso.
Hablar de Enzo es hablar de un futbolista que permite oxigeno a los demás. Un futbolista que maneja sus tiempos, mantiene la pelota más de lo habitualmente vemos en los mediocampistas a rasgos generales. Eso permite una buena disposición en los compañeros para buscar un lugar en el cual recibir en mejores condiciones. Un giro de Enzo, una pisada, un pase corto con el mensaje oculto de pedir devolución instantánea para que Thiago Silva tenga el panorama resuelto antes de decidir, para que Reece James se disponga a recibir en campo y tiempo desde el franco derecho del juego. Es crear ventajas en esos tiempos que se toma Enzo y eso lo denomino jugar sin un manual en la mano, es crear sus propias teorías para cambiar la dinámica del juego.
Chelsea comienza a crecer. Tiene una mejor salida con Enzo Fernández organizando. Liverpool llega tarde a la presión, pierde el timing, Enzo se camufla en el pase y aparece rápidamente en otro lugar desde su movimiento. No se enamora de su golpeo. Tras ejecutarlo de forma brillante, busca inmediatamente romper con su desplazamiento los espacios momentáneamente abandonados por los jugadores rivales que han sido atraídos por su suela. En cuestión de segundos puede pasar de estar con los zagueros a terminar en el área chica definiendo frente al arquero. Juega al fútbol sin un manual de instrucciones. Nos obnubila su pase, la variedad con lo que los hace y cómo engancha al rival nos engancha a nosotros, pero su movimiento después de ejecutarlo es casi tan importante como el pase.
Cuando se comenta que Enzo debe estar cerca del área para aprovechar su enorme cualidad a la hora de rematar, pasar y crear situaciones de peligro. Se lo señala como si el argentino tuviese que estar ubicado a espaldas de los mediocampistas rivales, esperando a que la pelota llegue a su zona y tener la posibilidad de llegar por rango de aproximación lo más rápido posible. Como el juego es infinito porque las capacidades de quienes los juegan son únicas e irrepetibles, curiosamente Enzo está más encerrado y lejos del área en una ubicación próxima. Pero está mucho más cerca de pisar área en condiciones claras estando cerca del núcleo de organización que nace a partir de sus intervenciones. El juego con sus verdades y nosotros con nuestras mentiras.
Será un gran estimulo seguir a Enzo Fernández. Un futbolista que cambia dinámicas de juego y expone los análisis que buscan estructuras fijas, roles estáticos, posicionamientos para explicar el juego. El argentino se ríe a carcajadas de los términos específicos y escribe nuevas teorías que guardan esa capacidad de sorpresa, incertidumbre del partido y asombro con sus cualidades para sortear los obstáculos.