Colombia y su defensa con siete jugadores

Desde las eliminatorias hasta los tres brillantes primeros partidos de Copa América, Nestor Lorenzo ha demostrado que su Colombia tiene algo que decir para el mundo del fútbol. No solo tiene que decir que su equipo es más de lo que se le espera; que todas las bajas expectativas puestas en los colombianos parecen, cada día más, estar equivocadas, pero también, y principalmente, tiene muchas cosas que decir sobre las compensaciones defensivas y “defenderse con siete jugadores” – entre muchísimas comillas

Siete

Si un jugador está en el campo en los momentos en los que su equipo no tiene el balón, él automáticamente participa de la fase defensiva, aunque no lo haga con la misma intensidad que sus compañeros. Es lógico: atacar y defender són acciones globales, no hay cómo un jugador no participar de alguna de las dos fases del juego si está dentro de las cuatro líneas. Sin embargo, se acordó en el lenguaje futbolístico dividir la fase defensiva entre jugadores que participan o no de ella, normalmente cuantificando quien participa por la suma de las dos primeras líneas de defensa del equipo. Si el conjunto defiende en “4-4-2” o “5-3-2” defiende con ocho jugadores; si defiende en “4-5-1”, “5-4-1”, defiende con nueve; y, finalmente, si defiende en “4-3-3”, se defiende con siete.

Por lo tanto, el tema para los entrenadores no es retirar un jugador de la fase defensiva, pues esto sería imposible, sino que considerar como(y si) compensar las fragilidades de sus jugadores menos aptos sin el balón y más aptos con él. Hay unos que simplemente eligen ignorar la posibilidad de hacer estas compensaciones, y someten a jugadores de mucho talento, y quizás de poca capacidad defensiva, a realizar contribuciones exhaustivas en esta fase del juego. Hay otros, entre tanto, que consideran trabajar con una estructura de compensaciones que contrabalancee las debilidades defensivas de sus mejores jugadores, para que ellos no se desgasten tanto. El primer grupo es representado por la mayoría de los entrenadores de la actualidad: creen que defender con dos líneas de cuatro o una de cinco y otra de cuatro jugadores es una obligación. El segundo grupo de entrenadores quizás no sea debidamente apreciado por la gente, pero tienen fortalezas en su manera de pensar el juego; “defender con siete jugadores” puede proveer ventajas, aunque hayan jugadores con contribución defensiva reducida. El Flamengo de Dorival Júnior ganó la Copa Libertadores de América así, y Néstor Lorenzo está haciendo a su Colombia funcionar perfectamente de esa manera.

El 4-3-1-2 colombiano

Desde mi punto de vista, defender en 4-3-1-2 a partir de las dinámicas de Colombia, muy similares a las del Flamengo en 2022, ofrece sus ventajas principales, en cuanto la defensa del centro del campo, en la compactación defensiva, en las disputas por la segunda jugada y en la presión en campo adversario. Pero como toda estructura, el 4-3-1-2 impone sus “tradeoffs”. Si por un lado beneficia la defensa del centro del campo, por otro perjudica la defensa de la largura, y es inevitable depararse con más situaciones de inferioridad numérica. Vamos a ver como el equipo de Colombia trata esto.

Empiezan en este 4-3-1-2, muy compacto y cohesivo. Inicialmente, los delanteros se ponen lado a lado con los centrales adversarios y James con el cinco; el medio bascula por detrás, siempre cerca y moviéndose por el lado del balón. La última línea poco se desata, manteniéndose estable, cerrando el centro y con pocos saltos. 

Abajo, ante Costa Rica. Noten cuán horizontalmente compactos estaban, protegiendo el centro del campo y liberando la jugada por las bandas – mismo la postura corporal es de inducción hacia las bandas. Reparen en la segunda imagen cuando la pelota llega a el pasillo lateral, quien se desplaza hacia el sector del balón es el interior de aquel lado, y no el lateral; la última línea ha que quedar junta y sólida. Es el medio campo que desliza lado a lado, priorizando siempre la defensa del centro, y presionando el que tiene el balón, protegiendo la última línea.

Los laterales casi nunca saltan. Si lo hacen, lo hacen muy cautelosamente, induciendo al el portador de la pelota hacía el fondo del campo, o en situaciones de 2×1 defensivo, con el interior duplicando.

 

El bloque medio bajo funciona así: compactos horizontalmente, medio campo basculando junto(y siempre estabelecendo coberturas: se alguien salta, es responsabilidad del mediocampista a su lado se mover en diagonal y proteger la espalda de quién ha saltado), induciendo a las laterales y protegiendo la última línea. No funcionaria, entre tanto si no fuera presionante. Pero para que sean presionantes no necesitan de muchos esfuerzos físicos de los tres adelantados.

James siempre encaja en el 5 adversario; los dos delanteros saltan en los dos defensas, y el medio protege el centro por detrás. Inducen hacia las laterales, y cuando la pelota llega a el lateral adversario, uno de los interiores salta en ello, con el  5 acobiertando su espalda y el otro interior cerrando por dentro; lado opuesto libre, pero una zona presionante muy fuerte en el lado de la jugada, impidiendo que la pelota llegue a el otro lado. Vean:

En las dos próximas imágenes, lo mismo. James queda con el cinco, los dos delanteros con los defensas centrales. Inducen a la banda, o un balón largo, que también es ventajoso, visto que en el 4-3-1-2 siempre teneis un jugador a más para la disputa de la segunda jugada, y presionan. No dejan que la pelota salga de allí. Si ella sale, se reorganizan y controlan la profundidad, como muestra la última imagen. 

Es así que la excelente Colombia de Néstor Lorenzo defiende: compensaciones para su crack, James Rodriguez, desde una estructura defensiva que cede espacios por las bandas, pero protege el centro de manera eficaz, y que es poco usual en el mundo del fútbol actual.

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