¡En cuartos! Pero queda un mediocampo por resolver

ENZO FERNANDÉZ

La selección argentina venció a Chile del también argentino Ricardo Gareca, con un gol agónico de Lautaro Martínez a los 88 minutos. Aunque el resultado se logró con sudor, la campeona mundial mantuvo el control del partido durante la mayor parte del tiempo y podría haber marcado en otras oportunidades. Esto no significa que no hubo problemas en la forma en que Scaloni organizó al equipo. Vamos, entonces, a echar un vistazo a los detalles de la organización argentina y entender los errores y aciertos.

Campinho Argentina

La formación base es la misma desde hace mucho tiempo: 4-4-2/4-3-1-2. Como en su día fue Di María, Nico González completa la dupla de ataque al lado del 9, Julián Álvarez, pero en realidad actúa como un extremo. Detrás de ellos, el recién cumpleañero que no necesita presentaciones hace lo que quiere, y el trío de mediocampistas alterna posiciones y compensaciones para mantener el juego en movimiento. Y ahí está el punto central del análisis.

LOSANGO 1

Podemos decir que Scaloni puso a cada volante a hacer lo que vienen haciendo en sus respectivos clubes. Hoy, esto significa un cambio algo abrupto en relación con lo que fue el mediocampo argentino en la Copa del Mundo. Enzo Fernández y Alexis Mac Allister básicamente invirtieron sus roles. Uno por un error categórico de su entrenador Mauricio Pochettino, y el otro para resolver un problema grave en la formación de equipo del Liverpool. Lo que sucede es que la selección argentina no necesita a Mac Allister como 5, y mucho menos a Enzo fuera de su zona de confort.

Lo que vimos la mayor parte del tiempo, entonces, fue a “El Gardelito” completamente incómodo en una tercera altura, ocupando la zona entre líneas. Tal vez en una lógica de compensación para llenar el centro del campo, ya que Nico González pasaba la mayor parte del tiempo abierto, Enzo quedó desplazado de la construcción.

Irónicamente, los momentos en que Argentina mejor progresaba contra el bloque medio chileno fueron cuando el equipo asumía verdaderamente el losango. Con Enzo escapándose un poco del bloque y generando un 3×2 en la segunda línea de marca chilena, surgía una duda en la mente de los volantes de la roja, específicamente Pulgar: ¿Saltar o quedarse? En una de esas, Cuti Romero encontró el apoyo de Julián Álvarez, dando inicio a una buena jugada de ataque.

LOSANGO 1

Eso se repetía (y lo pongo entre comillas por ser una situación bastante diferente) en los momentos en que Chile presionaba. Armando un trío, Echeverría iba sobre Mac Allister, y se establecía la superioridad en el medio, aunque con distancias mucho mayores. Fueron buenos momentos de atracción y escape construidos por la albiceleste.

SAIDA CURTA

El desempeño “apagado” de Enzo, por lo tanto, no sorprende. Cuando Argentina ocupaba el campo de ataque y Nico Tagliafico se proyectaba, alternando entre el interior y el exterior con su homónimo, era evidente el aumento de la seguridad del número 24. Hubo un intento de pase largo para su compañero de mucho tiempo, Julián, y un buen disparo desde lejos. Pero ahí quedó, y pronto fue reemplazado en el segundo tiempo por alguien mucho más acostumbrado a esa función.

Giovani Lo Celso desempeñaba exactamente ese papel hasta la Copa del Mundo, de la cual desafortunadamente quedó fuera por lesión. Era una especie de “segundo 10” zurdo partiendo desde la izquierda, alcanzando una altura similar a la de Messi. Y fue notable la diferencia que marcaba tenerlo jugando allí.

LO CELSO

Dicho todo esto, concluyo la descripción del medio campo argentino hablando de su dueño. Rodrigo de Paul tuvo otro juego de imponencia, aunque falló algunos pases. Es normal. El número 7, que solo tiene 4 derrotas en 65 apariciones con la camiseta de su país, se engrandece en los aciertos pero se afirma en los errores. Otro partido impresionante, bajando muchas veces por la derecha para recibirla en el pie, siendo la punta baja de una “diagonal” con los otros volantes, y también proyectándose para compensar los retrocesos de Messi.

DIAGONAL 1
DIAGONAL 2
DIAGONAL 3

En cuanto al sistema defensivo, un 4-4-2 con muchas persecuciones individuales, facilitadas por el esquema espejado de Chile. Es una elección muy compatible con la pareja de centrales que tiene Argentina, además de ser muy entretenida de ver. Tanto Cuti Romero como Licha Martínez son defensores que disfrutan de la aventura, ansiosos por correr hasta el medio campo y enfrentar al delantero. Y el partido parecía estar diseñado para eso.

SALTO LICHA
SALTO CUTI

Mientras la pareja de ataque presionaba a la defensa chilena, los volantes también iban al choque. Enzo contra Pulgar, Mac Allister contra Echeverría. Poco importaba la distancia a recorrer, ya que detrás los defensores eran más que confiables al enfrentar a los ansianos Alexis y Vargas. Por los costados, la cosa parecia aún más regalada a la defensa argentina. Osorio jugaba más por el centro, así que Tagliafico casi se alineaba como un tercer central, dividiendo a Sánchez con Licha, mientras Nico González perseguía a Isla por la banda. Por la derecha, Suazo mostraba más contención, brindando seguridad para que Molina marcara junto a De Paul al número 9 Dávila, quien variaba de posición.

SALTOS MEIAS 1
SALTOS MEIAS 2

Al final del día, fue una actuación segura y suficiente de nuestros hermanos, aún más si la comparamos con lo que fue la canarinho. Mirando de manera más fría y enfocada en la táctica, hay muchos puntos positivos y un gran dilema en el centro del campo. ¿Invertir a Enzo y Mac Allister? ¿Volverá Lo Celso al once titular? En fin, problemas para Scaloni. Pero por encima de todo esto, está la energía de la selección argentina. Sigue vibrante, conectada plenamente con su pueblo y, aunque a veces se tambalee un poco, con una identidad clara.

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