“Las palabras son los símbolos y no lo real. La pantalla de las palabras actúa como un refugio para la mente perezosa, irreflexiva que gusta de engañarse a sí misma. La esclavitud a las palabras es el comienzo de la inacción-que puede parecer como acción-. Y una mente que está atrapada en los símbolos no puede ir muy lejos”.
“Toda palabra, todo pensamiento moldea a la mente, y sin comprender cada pensamiento la mente se convierte en esclava de las palabras y comienza el dolor. Las conclusiones y las explicaciones no dan fin al dolor”. — Jiddu Krishnamurti.
Nos sucede constantemente al apreciar el surgimiento de jóvenes futbolistas, que comienzan a tener rodaje en equipos de primera división, buscamos inmediatamente proyectar de un futbolista que estamos descubriendo a uno que queremos que llegue a ser y realmente no existe. A partir de nuestra visión, tratamos de encontrar similitudes con un jugador registrado en nuestra memoria, comenzando a exigirle cualidades que supuestamente le faltan y lo que estamos haciendo es cargarle nuestras expectativas a un futbolista que no es real. Creamos un jugador antes de ir conociéndolo mientras está jugando. No podemos vivir sin certezas, tenemos miedo a lo desconocido. Ezequiel ‘Equi’ Fernández confía en sus capacidades, los entrenadores confían en él, pero también se está conociendo mientras está jugando en contextos totalmente diferentes, con nuevos compañeros de equipo, circunstancias cambiantes, entrenadores con sus visiones y los rivales que son parte del contexto en el que se desarrolla un partido de fútbol.
“Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde viven las certezas”. — Fiódor Dostoyevski.
El juego de las comparaciones es un tema común que se da en las charlas futboleras, pero esto rompe la barrera cuando nos creemos que ese futbolista debe hacer las cosas que nosotros pensamos y llegamos al punto de decepcionarnos, frustrarnos o quejarnos al ver que no es lo que proyectábamos. ¿Esto quiere decir que el protagonista no sea un gran jugador por no cumplir lo que los ojos ajenos piden? Todo lo contrario. Está bien tener imaginación, pero también estar dispuesto a lo desconocido. Apreciar a un nuevo futbolista sin compararlo, ver cómo se va descubriendo con los demás, enfrentando diferentes situaciones, mostrando sus habilidades, como sale de sus frustraciones y revierte la tendencia de un contexto. Estar viendo un personaje con sus particularidades en el presente y no pensando en el futuro.
“Siempre esperamos algo, aunque a veces no sabemos lo que esperamos. A veces esperamos lo inesperado”. — William James Glackens.
Equi Fernández tiene 21 años y va a disputar su tercera temporada en primera división (2022 en Tigre y 2023-2024 en Boca Juniors). Dentro de este proceso de descubrimiento, se van repitiendo prejuicios sobre un mediocampista que demora varios segundos en soltar un pase, movimientos lentos en traslado, decisiones, ejecuciones, no lastima al equipo contrario porque sus pases son “intrascendentes”, no aguanta ritmos altos ni intensos, etc. Todos estos términos son interesantes dentro de los análisis, pero se tornan sospechosos por quienes lo aplican sin ningún sustento y despreciando al jugador, compañeros, contexto, acciones, circunstancias cambiantes que envuelve el juego. No solo al protagonista, también el comunicador se engaña aunque no lo sabe.
Son palabras que atrapan al receptor, se volvieron lugares comunes y que no tiene ningún cuestionamiento detrás de la utilización de estos términos. Hay que ver partidos con nuestros propios ojos, pero nuestra visión tiene varios defectos, más si en el ojo de la ignorancia es el que asigna un color fijo e inmutable a cada objeto. En el puente del comunicador al receptor como principio debe haber una gran honestidad y respeto con la utilización de palabras.
En un juego que reina la incertidumbre, buscamos capturarlo mediante palabras, alejándonos de que cada acontecimiento es único e irrepetible. No solo estamos limitando lo que vemos del protagonista, también nos estamos limitando en la comunicación, creando afirmaciones que compromete al oyente que nos sigue. Somos esclavos de las palabras y las proyecciones que hacemos sobre el futbolista. El protagonista como Equi Fernández no tiene la culpa de lo que sentenciemos de su juego y más cuando el jugador está en ese proceso de ir conociéndose.
Porque luego de las proyecciones surgen frases como: “lo que podría haber sido y no fue”. No queremos vivir el presente, sus aventuras, sus desafíos, sus jugadas, su impacto en el juego con sus compañeros y el crecimiento de su fútbol a través de los partidos. ¿Quién es Equi Fernández? No lo sé, estamos descubriéndolo y que escriba su propia historia.
Y en este comienzo de historia, apreciamos la facilidad que tiene para controlar, pasar, trasladar y esconder la pelota con ambas piernas. No se sabe cuál es su pierna hábil y eso es crear un espacio de tiempo único cuando Equi Fernández interviene en el juego. Un mediocampista que al primer contacto con la pelota ya está creando un espacio de duda al rival y si el rival no duda en presionarlo, va a vivir engañado todo el tiempo que lo llevará a caer en frustraciones. Este juego está dominado por lo emocional y sensorial. Aunque no lo crean, son seres humanos practicando un deporte al más alto nivel.
En esa recepción surgen nuevas preguntas: ¿Controlar con la pierna alejada para pasar con la hábil? ¿Posicionamiento? ¿Postura para poder recibir perfilado? Es complicado de sentenciar, porque no existe tal pierna inhábil. Entonces el fútbol de Fernández está en constante relación con la incertidumbre. ¿Cómo vamos a compararlo? Estamos ante un mediocampista totalmente diferente. “Una creación es la aparición de algo completamente nuevo. No es una proyección de lo que ya existe, proveniente de la memoria, ni una repetición de algo conocido. La creación solo aparece ante lo desconocido”.
Ante esta aventura de ir descubriendo a Equi Fernández, también hay que hablar del contexto. Boca Juniors vivió en constantes cambios durante 2023. Nuevo entrenador, nuevos jugadores, cambios de jugadores entre partido y partido. Todo dentro de la exigencia de un club con aspiraciones a campeonar en cada torneo disputado. En este ámbito de cambios, Equi Fernández logró entrar al equipo titular en los Cuartos de Final de Copa Libertadores ante un clásico: Racing Club de Avellaneda, en la Bombonera.
Un gran desafío porque es la primera vez que está disputando un partido de esa magnitud en una Copa que se volvió obsesión para el club de la ribera. Es el inicio de Equi exponiendo los términos que se crearon alrededor de su juego. Jorge Almirón optó por alinear a Valentín Barco, Ezequiel Fernández, Pol Fernández y Cristian Medina en el mediocampo. Mientras Edinson Cavani y Merentiel compartían dupla de ataque.
Hablar sobre Equi Fernández es también hablar sobre Valentín Barco, Medina, Cavani y cada uno de sus compañeros dentro de esta alineación. Su inteligencia individual tiene dependencia colectiva, todos están influenciados por el otro. Una parte de Equi es una parte de Barco y así con todos.
“El contexto donde cada jugador expresó determinadas capacidades no es incorporado como criterio para definir su rendimiento. Presuponemos que si un jugador ofreció un determinado rendimiento en una estructura concreta, puede reproducir el mismo comportamiento aunque se modifiquen las circunstancias. No se tiene en cuenta con quienes se va a relacionar, en su nueva situación, dicho futbolista”.— Óscar Cano.
En partido en donde la exigencia es elevada, se habla durante toda la semana previa que alimentan las tensiones del encuentro. Vamos a basarnos en los términos que rodean a Equi Fernández y cuestionarnos si es tan así como se vienen repitiendo. ¿Cómo puede ser que un jugador lento sea titular y eje central de la organización de un equipo que pretende campeonar en Copa Libertadores? ¿Será capaz de competir ante un escenario y equipo rival que propone un ritmo alto encadenando acciones de “alta velocidad”?
Equi Fernández se orienta en busca de organizar a su equipo. Desde el pase, control, traslado, engaños y no apurarse en acelerar sus acciones del juego. Para los espectadores que viven sus vidas aceleradamente no van a tener buena predisposición ante el juego de Fernández. Tener a estos mediocampistas es asegurarse de la pelota, no tener perdidas, no se cansan de dar pases y engañar a sus rivales. Estos pases ordenan al equipo. Estos pases dan equilibrio a un equipo y logran desequilibrar al rival.
En este espacio, Boca Juniors logró en muchos pasajes del juego evitar caer en la presión de Racing Club. El supuestamente mediocampista lento, logró con sus compañeros encadenar pases, crear un lenguaje interno y único para dominar la supuesta rapidez de los contrarios. Equi creó una barrera y empezó a dictar su juego en relación con los demás. Esto le permitió adelantar metros, hacer retroceder y frustrar a los delanteros rivales. Empujarlos a su campo y aglomerar situaciones de peligro. ¿Quién es el equipo rápido? ¿El que presiona y no consigue recuperar? O es el que rompe la presión y logra organizar a su equipo para protegerlo y estar más cerca del arco rival.
Pretender que Equi Fernández ejecute acciones de alta velocidad todo el tiempo sin importar el momento del juego, cuando el jugador crea una definición propia de ese término y vemos que su equipo logra competir en estos niveles de exigencia. Es aceptar sus cualidades, lo que va mejorando, sus defectos y no asignarle características de otros jugadores porque nos molesta su manera de jugar.
Carlos Peucelle definió ritmo de la siguiente manera: “Ritmo es todo lo contrario a jugar siempre a la misma velocidad. No es eso que ahora mucha gente llama ‘ritmo’. Hay palabras que se pegan en la gente y no solamente hacen hablar mal, sino que hacen pensar peor. Ritmo es jugar lento cuando conviene y veloz cuando dejo de convenir lo lento. Ritmo es constante cambio de velocidades, si hablamos de fútbol”.
Boca Juniors logra imponerse a Racing en el desarrollo de los 180 minutos y acceder a semifinales mediante los doce pasos con Sergio Romero como figura en los penales. En este marco hay que atender que el equipo dirigido por Jorge Almirón se dedicó exclusivamente en preparar el equipo en la competición internacional y efectuando varios cambios en el torneo argentino. Esto no solo corta con la regularidad en minutos jugados del mismo mediocampo, también genera altibajos normales en los jugadores.
Palmeiras se presenta como rival en las semifinales de Copa Libertadores. Bicampeón de América 2020 y 2021. Arribando a la Bombonera con la base competitiva de los últimos anos. Boca Juniors repite el mismo once que llegó a esta instancia. La tensión competitiva al más alto nivel, disputa pareja de la pelota, duelos constantes, emparejamientos en todo el campo y tener ese “cuidado” para no cometer errores es lo que aparentemente gobiernan estos tipos de partidos. Nuevamente, partiremos de la premisa creada por los comunicadores sobre Equi Fernández: ¿Cómo es posible que un mediocampista que no tiene sacrificio juegue? ¿Cómo es posible que un futbolista que tarda un mundo en pasar la pelota pueda competirle al Bicampeón de América?
Equi Fernández tiene una notoria habilidad en su juego: no comete infracciones y se impone en los duelos con gran prestancia y sin mostrar un elocuente recorrido que genere satisfacción a nuestros ojos para etiquetarlo como un futbolista dinámico, rápido y sacrificado. En las disputas logró imponerse, conectar a su equipo desde los pases y lograr las mejores interacciones del partido girando en torno a su forma de organizar. Difícilmente veamos a Equi Fernández nervioso ante la desesperación que tiene el rival de recuperar la pelota, su postura inquebrantable contagia tranquilidad.
De los varios términos que se utilizan, también se le critica que pisa poco el área rival y que da pases “intrascendentes” denominado “fulbito”. Repetimos, el protagonista no tiene la culpa que nosotros vivamos la vida inquietos, esperando que se vaya desarrollando lo más rápido posible para vaya a saber con qué finalidad. Que Equi Fernández en muchas acciones no de un pase vertical rompiendo líneas rivales y logre conectar con el compañero a espaldas del mediocampista central del rival, no quiere decir que ralentice las jugadas, ni le quite ritmo al ataque.
Equi Fernández realiza muchos pases horizontales y hacia atrás en los partidos. Muchas veces esos pases agrupan al compañero, atraen al rival y logran hacer progresar a todo un equipo adelantándose metros y generando un retroceso en el rival. En diferentes ritmos, pausas, engaños, paredes y tiempos acorde a las circunstancias que se van creando entre los comportamientos de ambos equipos. Muchas veces un pase horizontal es el pase más vertical de todos.
Naturalmente el futbolista va a convivir entre los errores. Lo que no es normal es capturar acciones y envolverlas en términos, creando falsas sentencias cuando son solamente acciones que se dan en dicha circunstancia con diferentes compañeros, rivales y partidos. Roberto Perfumo comentaba que el 90% de las cosas que un futbolista hace en la cancha no sabe por qué las hace. Juega con un pensamiento corporal. Su inteligencia es emocional. Si el jugador mientras está jugando, va sintiendo el juego más que estar pensando en cómo decidir, nosotros nos atrevemos a capturarlo.
En una eliminatoria muy disputada, Boca Juniors logra acceder a la final de Copa Libertadores mediante los penales en el Allianz Parque. Final que se diputó en el Maracaná con Fluminense actuando de local aún con la división de las dos parcialidades para la gran cita. Ya se deben imaginar la cantidad de horas que se llenaron para poder cubrir el acontecimiento. Hay una frase que detesto: “las finales no se juegan, las finales se ganan”.
Boca Juniors empezó a disputar la final con la premisa de que las finales se ganan: muchas imprecisiones, lanzando en largo sin atender al momento, dejando que Fluminense entre en juego y aislando a sus mejores futbolistas: Equi Fernández, Valentín Barco, Cristian Medina y Edinson Cavani. Esto le da protagonismo al Fluminense y mediante su autentica forma de organizar a sus jugadores, logra el primer gol de la final.
Los goles mueve emociones, alteran comportamientos, exige protagonizar en desventaja y la frase de las finales se ganan se desvanece, porque ahora hay que jugar. En estos escenarios adversos colocamos la lupa en los jugadores y como buscan la manera de imponerse para revertir el momento. Equi Fernández quiso jugar la final y buscó todo el tiempo organizar desde las salidas. Muchas veces se observaba al juvenil sacarle la pelota al arquero y centrales para burlar la presión rival y empezar a conectar mediante pases a todo el equipo.
El mediocampista supuestamente lento percibió nerviosismo en los compañeros y les dio calma ordenándolos con los pases y que entren en juego. El sentirse en el partido. Reconocerse en el juego también es identificar sentimientos de los compañeros en el los momentos de partido que se van desarrollando. Equi Fernández revirtió la tendencia o la emparejó rompiendo presiones, cambiando de orientación, uniendo compañeros y muchas veces Boca Juniors llegó a instalarse en campo rival. Creando nuevos escenarios, rompiendo lo establecido y buscar competir en la final.
“Necesito analizar el partido, tener un rigor táctico, poder leer el partido”. Thiago Alcántara. Equi Fernández en su corto periodo en Boca Juniors busca revertir contextos adversos y no es un solo partido. Es en cada cita importante donde la exigencia llega al más alto nivel.
Boca Juniors termina perdiendo la final ante Fluminense. Cayendo en la frustración de no obtener la séptima copa libertadores. La derrota genera muchísimas opiniones, altera la emoción al escribir, hablar, criticar y los que siempre opinaron mediante lugares comunes sobre el fútbol de Equi Fernández, volvieron a resucitar tras el resultado adverso en el Maracaná. “No tienen gol”. “No patean al arco”. “No pisan el área”. “Hacen fulbito con los pases”. “Son mediocampistas inofensivos”. Parece que se dicen grandes cosas, pero no se está diciendo nada y contaminan al oyente. Estas opiniones desaparecieron mientras Boca Juniors avanzaba de ronda. ¿Dejó de ser lento en unos partidos y en otros fue rápido? ¿Compró la intensidad y el ritmo alto en un partido y en el otro se olvidó de pagar? Es cuanto menos algo curioso.
“Que todas las palabras y todos los conceptos, por muy claros que luzcan, están limitados en cuanto a sus aplicaciones”. Werner Heisenberg.
Tenemos que estar abierto a la confusión, incierto, intriga de lo que va a pasar, hoja en blanco y que los personajes-futbolistas- creen su historia. Siempre esperamos algo, aunque a veces no sabemos lo que esperamos. A veces esperamos lo inesperado.
Boca Juniors contrata a un nuevo entrenador para el 2024: Diego Martínez. El mismo que dirigió a Equi Fernández en su primera temporada como futbolista profesional en Tigre, pero no pudo contar con el mediocampista ya que fue convocado por la Selección Argentina Sub-23 para disputar el Preolímpico y lograr un pase a los Juegos Olímpicos a Francia 2024. Clasificación que han logrado luego de derrotar a Brasil en el último partido con una gran actuación de Equi Fernández.
Equi Fernández y Cristian Medina llegan a la sexta fecha del campeonato con tan solo 3 días de entrenamientos para disputar desde el arranque un partido ante Lanús en la Fortaleza. Rodeado de jugadores diferentes: Zenón, Campuzano, Lema en el equipo titular; con todo lo que conlleva ir conociendo al compañero, entendimiento, sus comportamientos, movimientos, pases y que se los da el estar jugando. No tuvieron el partido esperado y de hecho fue un regular encuentro en el que terminan cayendo ante Lanús 2 a 1 y la lluvia de críticas hacia su juego volvió a salir a la luz.
También se duda del posicionamiento de Equi Fernández. Es curioso observar que todas las dudas surgen como si Equi Fernández jugase solo, sin ningún contexto, sin atender a con quienes juega y rivales. “Equi Fernández no puede ser el mediocampista central de Boca Juniors”, porque no tiene despliegue, ni sacrificio, ni la intensidad suficiente para “bancarse” el medio del equipo.
No solo es el jugador individualmente, también es lo que le permiten ser a través de la relación entre sus compañeros, cada compañero es una idea, una forma de interpretar este deporte, la organización del equipo, un nuevo entrenador con una diferente mirada al anterior, es todo un colectivo que permiten ser lo que son y no obviar la capacidad que estamos descubriendo en los jugadores cada vez que están jugando. No podemos disociar a los jugadores del contexto donde se están expresando porque nos lleva a hablar de acciones y no de relaciones.
Todas las críticas ante el mal rendimiento de los jugadores llegan a una semana del Superclásico argentino ante River Plate, en el Monumental. Un estadio en el que Boca Juniors sufre un gran complejo de inferioridad a la hora de disputar los partidos. Equi Fernández va a jugar contra el pasado y revertir la postura de su institución en su primer clásico como titular.
Diego Martínez alinea el mejor equipo a disposición ante el Monumental y aunque parezca evidente, es algo que los anteriores entrenadores no terminaban de asumir y siempre buscaban alterar el equipo de acuerdo a lo que presentaba el rival. Equi Fernández, de centrojás, rodeado de mediocampistas que potencialmente pueden llegar a tener una gran relación en el juego: tienen la necesidad de tener la pelota en sus pies con la ilusión de jugar, competir, atacar y volver a recuperarla para volver a atacar.
Escribo de potencialidades ya que Equi Fernández solo conoce a Cristian Medina por el hecho de crecer toda una vida en inferiores, compartiendo selecciones juveniles al mando de Pablo Aimar. Zenón y Saralegui como nuevos futbolistas en esta re-organización. La predisposición del equipo en la previa resalta diferencias con los equipos anteriormente presentados.
Enfrentar a River Plate en el Monumental es una de las grandes exigencias y niveles que tiene un equipo para saber donde está parado en su fútbol. Niveles emocionales altísimos, ansiedad, nervios, miedos, exigencia para Equi Fernández de tener que enfrentar a Colidio, Esequiel Barco y Echeverri. ¿Podrá el futbolista “antiguo” disputar un partido de este nivel en pleno 2024?
Saliendo de tópicos absurdamente repetidos que se alejan de lo realmente complejo que es el juego. Tener a Equi Fernández como eje central de la organización requiere exigencia en todos sus compañeros. Permite defender a 60 metros de tu propio arco y que los defensores empujen hacia adelante, achicando, vigilando recepciones, desmarques de los atacantes. También exige jugar, juntarse, mediar entre pases y organizarse en torno a la pelota para lograr instalarse en campo rival y generar jugadas de peligro. Equi Fernández no solamente tiene gran pie, burla presiones, esconde la pelota y crea cebos para que los rivales caigan en su retención de pelota para lograr darle tiempo y espacio a todos sus compañeros. Tiene un gran instinto a la hora de ir anticipando acciones y cortando varios pases rivales, ganando sus duelos utilizando su cuerpo, brazos y difícilmente lo veamos cometer infracciones.
Inevitablemente, tener a Equi Fernandez en tu equipo es pensar de otra forma este juego. Exigir en otros niveles de acuerdo a lo que está ofreciendo el futbolista en todo este proceso de desarrollo y que nosotros estamos descubriendo en millones de contextos diferentes, circunstancias, compañeros, rivales y decisiones, porque el futbolista decide y ejecuta todo el tiempo. Va sintiendo cuando juega. Es joven, tendrá malos, regulares, buenos y muy buenos partidos.
En fin, no le pesó el ritmo alto del partido, ni la intensidad del mismo, tampoco su lentitud ante la rapidez de los rivales. Términos interesantes que están manoseados y extendidos a todos los partidos sin importar el contexto del que se habla.
Esperemos disfrutar más de los futbolistas en el presente y no imaginarnos el futbolista que nosotros, alejados de la realidad, queremos que lleguen a ser. Entrar en nuevas historias, tener espacio en blanco en nuestras cabezas y que cada partido nos sorprenda. Equi Fernández burlón de nuestra ignorancia.
Que hermoso texto, tremendo como la gente dejó de disfrutar de las cosas por la ansiedad de que pasen como esperan. Aguante el Equi y todo aquel que quiera jugar al fútbol de verdad